Fukoshima y la seguridad nuclear

El Organismo Internacional de la Energía Atómica ha hecho públicos los resultados finales de la misión internacional que desarrolló, entre el 7 y el 15 de octubre: Plan de rehabilitación de las zonas afectadas por el accidente de la central nuclear Fukushima.

Me llama la atención  de lo que he leído sobre ese resultado que entre sus recomendaciones, los siguientes puntos:

* Evitar la clasificación como residuo radiactivo de aquellos materiales cuyos niveles de contaminación sólo podrían dar lugar a dosis que no requieren medidas de protección especiales.

* Marcar como objetivo claro la reducción de dosis, y no tanto la eliminación total de la contaminación cuando esta medida no contribuya significativamente a la reducción de las dosis al público.

*Evaluar la conveniencia de invertir esfuerzos y recursos en descontaminar completamente las áreas forestales, teniendo en cuenta el factor de reducción de dosis.

Dicho plan de rehabilitación ha sido coordinado por  Juan Carlos Lentijo, director técnico de Protección Radiológica del Consejo de Seguridad Nuclear (CSN) y miembro de la misión que el Organismo Internacional de la Energía Atómica (OIEA) envió a Japón en junio cuando se produjo la Explosión en la central nuclear de Fukoshima, para ayudar a controlar la central y para extraer conclusiones que impidan que el desastre se vuelva a repetir.

Este ingeniero en los días posteriores a la catástrofe apareció a menudo en los medios de comunicación (radio y televisión) conjeturando sobre las hipótesis de que nuestras centrales nucleares soportarían o no el choque de un avión…¡depende de si es ultraligero, avioneta o un jumbo!

En los primeros días de julio, el día 4 y para el periódico público, hizo este comentario  sobre la seguridad en la centrales españolas:

«…Es muy difícil predecir todos los accidentes nucleares, así que lo que hacemos es coger una envolvente razonable de aquello que, aunque es muy improbable, puede ocurrir. Con esos modelos, en España llegamos a la conclusión de que era razonable tener muy bien preparados estos sistemas en diez kilómetros. En cualquier caso, nuestra planificación de emergencias llega hasta los 30 kilómetros. Los diez son la referencia para la evacuación. No tiene sentido planificar miles de kilómetros. Lo lógico es planificar mejor en la zona de mayor riesgo y asumir que ese dispositivo se puede ampliar…»

Ahora parece que Lentijo considera  que el gobierno japonés está adoptando actuaciones basadas en un alto nivel de prevención.

Claro, después de un seísmo de las características del que asoló la costa este nipona, las probabilidades de que ocurra otro en breve tiempo son bajas y no hace falta ser tan conservadores en esto de la seguridad atómica.

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